domingo, 23 de marzo de 2008

agricultura transgenica vs agricultura organica

Lo ambiental tiene vigencia, no solo como una manera interpretativa de la realidad o como un marco filosófico de vida personal, sino también y de forma mucho más marcada, como una vía crítica para resaltar los beneficios o indicar los peligros de los actuales estilos de desarrollo, vigentes en la actualidad casi exclusivamente bajo la férula del progreso económico.
En el plano agrario, la dimensión ambiental exige una comprensión del escenario biofísico o ecosistémico en el que se desarrollan las actividades de producción y, al mismo tiempo una aproximación cultural a los grupos humanos, en donde se haga visible la estructura simbólica, la organización socioeconómica y la plataforma tecnológica a través de las cuales se realiza la apropiación de la naturaleza.
En el presente los alimentos transgenicos son negados por sus creadores e introducidos de contrabando en diferentes países mezclándolos con alimentos de obtención tradicional, a lo cual no se sabe el por qué, lo que puede llevar a una serie de especulaciones.
Los cultivos transgénicos pueden producir toxinas medioambientales que se mueven a través de la cadena alimenticia.
Al negar la etiquetación de estos alimentos por parte de las empresas productoras cualquier especulación es valida mientras se obtengan los resultados de actuales investigaciones sobre el tema.
Los seguidores del modelo de agricultura orgánica promueven la integración de la producción animal y vegetal en campos de cultivo diversificados y en procesos de reciclaje de materiales como una manera de aprovechar los recursos locales y de facilitar la autonomía económica, situación que jamás se lograra dependiendo de semillas suministradas por fabricantes impersonales. Este punto es una ruptura irreconciliable entre las dos visiones de la agricultura.
Una de las mayores criticas del modelo transgenico es la dependencia que genera entre varios tipos de agricultores para la compra de insumos como los herbicidas que ofrecen las mismas transnacionales que ofrecen las semillas transgénicas.
La Agricultura Orgánica promueve la diversidad de cultivos y la transgénesis niega esa diversidad, aunque afirma que estas plantas subsistan junto a las normales. Los campos diversificados son en si mismos estrategias de control de plagas, enfermedades, porque en un ambiente de abundante oferta alimenticia aparece igualmente una gran cantidad de organismos que se interrelacionan entre sí y con las plantas cultivadas y emergentes, facilitando el autocontrol del agrosistema. Un campo genéticamente uniforme tiene una susceptibilidad mayor a cualquier factor adverso del ambiente por que no posee multitud de expresiones de la vida que se pueden obtener a él.
Desde el punto de vista sistémico, la agricultura incluye no solamente las prácticas inherentes al manejo de suelos, aguas, coberturas vegetales y especies animales, sino que contempla, de manera integrada, los procesos de almacenamiento poscosecha, transporte, distribución y mercadeo de los productos agrícolas; fuentes de crédito y financiación; manejo de residuos; infraestructura de servicios, salud, nutrición y consumo de alimentos; uso y conservación de cuencas hidrográficas, entre otras... en todos estos niveles los transgénicos tienen que demostrar su sostenibilidad.
La Agricultura Orgánica basa su discurso en movimientos de contracultura que se opusieron durante largo tiempo a la filosofía y a la práctica de la Revolución Verde, como una forma de vida. El rechazo al uso de todo tipo de venenos para proteger cultivos y la promoción de la vida en el agrosistema son las bases que sustentan a estos movimientos y que las hacen girar en torno a la producción de alimentos sanos, no contaminados, nutritivos y libres de cualquier riesgo sobre la salud humana. Atributos que no poseen las plantas transgénicas debilitadas per se al incluir en sus códigos genéticos elementos extraños que potencian alguna característica, pero que pueden influir negativamente en otras (muchas desconocidas)
Los cultores de la agricultura ecológica promueven la integración de la producción animal y vegetal en campos de cultivo diversificados y en procesos de reciclaje de materiales como una manera de aprovechar los recursos locales y de facilitar la autonomía económica, situación que jamás se logrará dependiendo de semillas suministradas por fabricantes impersonales. Este punto es una ruptura irreconciliable entre las dos visiones de la agricultura.
Una de las mayores criticas al modelo de revolución verde fue la dependencia que generó entre varios tipos de agricultores para la compra de insumos externos (semillas, maquinaria, agrotóxicos). Ahora los cultivos transgénicos vienen amarrados a la compra de los herbicidas que ofrecen las transnacionales profundizando la dependencia. Los agricultores ecológicos luchan por liberarse de los venenos de la química agrícola y también de los venenos de la dependencia económica.

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